Esta mañana salí bien temprano a surtirme de todo aquello que necesitaré para la cocina estos días que vienen. Es lo que tienen las vacaciones y las fiestas. Las primeras te dan el tiempo y tranquilidad necesarias para estar en la cocina sin mirar el reloj, y las segundas te dan la excusa para cocinar cosas que cualquier otro día no harías.
Una de mis paradas fue en el Mercado del Agricultor de La Guancha. Verdura ecológica en el puesto de la Finca El Biclén que te aseguran unos potajes excepcionales, quesos artesanos de esta y otras islas, y...chicharrones.
Una vez los probé en algún guachinche. No soy yo de esos subproductos del cerdo. Me parecieron ya no recuerdo si duros o todo lo contrario, ¿gomosos quizás? Decidí que no me gustaban y hasta hoy: Puesto de quesos palmeros y chicharrones. De La Palma también. Él siempre me ha dicho que no entiende cómo ni siquiera pruebo uno, 'con lo buenos que son', 'que estos están buenísimos', 'que los de aquí son distintos' (palmero él)...Total, que pienso en él y en lo que le gustan los chicharrones de su tierra y le compro una cajita. -Ummmm qué buenos están, ¿no quieres probar? -No me gustan...
Preparando el que iba a ser la estrella de este post me pongo a buscar qué picar. Turrones, almendras rellenas, bombones de envoltorios dorados, rosas, blancos..., queso, frutos secos, galletas, tomates cherry...y chicharrones...
Abro esa cajita, y qué bien huelen...No pasa nada por coger uno, probarlo, escupirlo y así matar ese gusanillo de picar que me entra cuando cocino. Algo falló, que no llegué a escupirlo, y no fue por educación...Después del primero vino el segundo...y he tenido que reprimirme y parar para no dejarle la cajita vacía...
La receta ha de ser bien sencilla. En la etiqueta reza: Tocino, gofio y sal. No he perdido el tiempo en buscarla en internet. Tampoco voy a probar a hacerlos. Por varias razones: Por lo que deben engordar, porque ya sé dónde ir a comprarlos, y porque no me gustan...
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