Un plato vistoso, sabroso y muy sencillo, que sirve tanto de plato principal como de entrante para compartir.
Sí, el valor calórico de la morcilla te puede hacer dudar...pero también tiene un alto contenido en fibra y hierro, y la batata y el pimiento del piquillo le aportan a esta receta altas cantidades de vitaminas, ácidos grasos, antioxidantes y más fibra, así que piensa también en los beneficios que nos ofrece y date el capricho!
En este caso la morcilla y la salsa que acompaña al plato es típica de Canarias, pero supongo que será fácilmente trasladable a las morcillas y salsas de otros lugares...
1 morcilla dulce canaria
1 batata grande
1 tarro pequeño de pimientos del piquillo
1 aro para emplatar
Modo de preparación
Ponemos a cocer la batata sin pelar en abundante agua con sal. El tiempo lo determinará su tamaño, así que iremos pinchando con un tenedor para conocer el punto. Un poco antes de que termine su cocción, podemos ir echando en una sartén la morcilla que habremos sacado de la tripa y desmenuzado. La freiremos unos 4/5 minutos a fuego medio. Reservamos mientras pelamos la batata.
Cortamos la batata en rodajas de medio dedo de grosor. Colocamos el aro sobre el plato en el que vayamos a servir la milhoja, y ponemos una primera capa de batata. No pasa nada si se deshace un poco o el tamaño de la rodaja no coincide con el del aro: podemos rellenar con otro trozo de batata y prensar un poco lo que se haya deshecho, que al desmoldar quedará perfecto. Ponemos encima una capa de la morcilla recién cocinada, y encima de esta, una capa de pimientos de piquillo abiertos. Repetimos el proceso una segunda vez, prensando un poco cada vez que añadimos una nueva capa.
Desmoldamos y listo!!
Podemos acompañarlo de mojo picón y mojo verde al gusto, y quedará perfecto.
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